CARTA AL SILENCIO
Antes que nada, me gustaría preguntarte ¿sabes lo que ha dañado nuestra relación a lo largo del tiempo? Pienso en cuánto representa esto y sonrío ante la ironía de la situación, te conozco desde el día que abrí mis ojos a la vida. En la práctica, la respuesta se puede resumir como a ti te gusta: sin palabras. Los hechos son los que hablan . Estoy de acuerdo con la afirmación; sin embargo, la has llevado al extremo. ¿Recuerdas cómo me gustaba sentarme junto a ti a ver las caricaturas? Sentía algo cálido en mi corazón cuando volteabas a verme y sonreías al escuchar risas ante los absurdos del coyote; entonces, con mis seis años lanzaba la pregunta ¿me quieres? Como respuesta escuchaba al silencio. ¿Sabes? Hubo días de muchas lágrimas hasta conformarme con la idea de que en la sonrisa estaba escondida la respuesta. Una de mis añoranzas es cuando, sentados en la mesa del comedor, abríamos nuestros respectivos libros para estudiar; tú cursabas aquel diplomado con el que sellaste...