Una historia jamás contada
Nela Juárez, Benito Juárez y Margarita Maza |
Este es un hecho sin precedentes. Como ya saben, gracias a nuestra máquina del tiempo podemos conocer de los personajes favoritos. Este invento nos permitirá una visión nítida de los hechos. A pesar de que llevamos poco tiempo experimentando cambios de perspectiva, no cabe duda de que estas personas fueron determinantes en transformar la forma de pensar. El personaje que veremos es trascendental y representativo para nuestra patria, Don Benito Juárez. La curiosidad es el motor que nos trajo aquí: Capturar lo esencial de él.
Se abrió la escotilla de golpe, la reacción fue de susto y asombro del grupo de eruditos expectantes. No esperaban un movimiento del piso, lo buscaban frente a ellos. Un niño de seis años asomó su cabeza con una gran sonrisa, sus ojos almendrados y pestañas largas reían con él.
─ ¡¿A que no se lo esperaban!? ¿No? —Los presentes no respondieron, algunos mostraron incomodidad, otros, curiosidad. — Estuvo bueno ¿Verdad? –El rostro del pequeño era encantador, con una vibra especial. Era imposible no sentir de inmediata simpatía por él.
Les presento a Cael. Él es nuestro viajero.
Este sueño se ha armado. A base de muchas pruebas, visión e inmensa paciencia el invento por fin arrojó el tan esperado resultado. Este niño es la esencia de toda esta creación. Es el único preparado para viajar en el tiempo por el momento, sin efectos colaterales. Su cuerpo, su mente y su espíritu es fuerte, su energía vibra alto y su visión del mundo es unificada. ¡Justo lo que necesitamos! Así que permítanme mostrarles como lo hacemos.
El silencio se hizo escuchar.
El niño subió a una cápsula en forma de frijol, el cascarón transparente permitía observar todo. Se sitúa al centro, con esa mirada despejada y semblante feliz, se muestra listo para jugar. Las expectativas crecen, la emoción inmensa tiene a todos los presentes al borde del precipicio.
El viaje comienza. La cápsula muestra con claridad cada movimiento del niño. Su paso por el tiempo. Miles de puntitos brillantes se activan delante de él, el negro de fondo resuena en el inconsciente. Cantidades exorbitantes de imágenes surgen a gran velocidad. La línea de cambio y evolución se resumen en un túnel de colores. La sensación estremecedora es unánime. Todo impacta.
Cael decide detenerse, ante él está el rostro moreno tan esperado: cabello relamido, rasgos sólidos resistentes, enmarcan voluntad, perseverancia y determinación. Sumido en sus reflexiones frente al tintero y un pergamino en blanco se dispone a escribir. Las luces de las velas bailan con fuerza por algo inexplicable de la habitación, tampoco eso llama su atención. El movimiento curioso del recién llegado recae en las letras ya escritas. Cael alcanza a leer.
“El archiduque Fernando Maximiliano José de Austria ha sido Justo... Hecho por las Armas”.
— ¡Quedó libre! —dijo Cael mientras de reojo veía alejarse de la habitación, a una persona extranjera con porte de realeza. — ¡Lo entiendo! Papá me lo explicó. En la actualidad la mayoría cree que murió fusilado.
─ ¡Niño! Podrías dejar de aparecer así.
─ Hola —sonrió divertido Cael. —Pensé que me habías sentido llegar. Es fácil darte cuenta, solo tienes que estar atento cuando cambia el aire.
Juárez lo mira con distancia, el chico es peculiar, con esa ropa extraña, la manera de hablar, las palabras que utilizaba, la forma en que pregunta y responde, todo en él era diferente y aun con lo desconocido y desconcertante que le resultaba, reconocía la simpatía que sentía por él.
─ ¿Benito? ¿Me escuchas? Le jalo el traje para captar su atención. –Bueno, sigue escribiendo, entonces.
Juárez afirmó con la cabeza. Cael listo para escuchar una nueva historia, se sentó en el piso, de frente, cerca del zapoteco. Y le sonrió. –dime ¿Por qué lo liberaste? Al Archiduque ¡obvio!
─ ¿Cómo sabes eso? –miro al niño muy sorprendido — ¿Te envió él? —Cael negó con la cabeza. —Es algo que a un mocoso no debería preocuparle.
─ ¿Por qué no solo dijiste la verdad? —indagó el viajero con inocencia.
─ Son circunstancias que no comprenderías. Hay veces que el bien de la nación es lo prioritario, hay ideales que pretendo alcanzar.
─ ¿Y quién sí lo entendería? ¡Ah, ya sé! Alguien que piense igual que tú.
─ Justo es lo que quiero, que haya más personas que deliberen diferente a lo común...
─ Benito, de donde vengo la gente puede pensar de muchas formas y creo que es gracias a personajes como tú, que también tenían ideales que querían lograr.
Frunció el ceño, hizo una pausa pensativa, con sus manos hacia atrás dio unos pasos en la habitación, — solo sé que me agrada observar, pensar y saber y hacer algo al respecto con todo eso.
─ ¡Ay! A mí también me gusta, muchas veces soy un buscador o un explorador en mis aventuras ¿Y cuáles eran tus sueños cuando eras niño?
─ Qué tipo de preguntas haces niñ… Cael. —Lo miro —analizándolo —No me habían hecho ese cuestionamiento. Mis sueños… eran tener la oportunidad de estudiar, aprender, hablar castellano, disfrutar y leer libros. Deseaba e imaginaba que en San Pablo Guelatao teníamos las mismas oportunidades y derechos, dejando atrás toda la influencia del imperialismo español, e intuía que yo podía aportar y dar forma a este sueño. Algo me impulsaba a caminar, tal vez la confianza de cambiar las cosas y de prosperar.
─ ¿Y cuál es tu ideal hoy? —Interesado y con su manita en la barbilla, observó al adulto con detenimiento.
─ Hoy anhelo la grandeza de mi país, con su desarrollo y progreso, deseo ver en unos años los frutos de nuestra República, espero que mis hijos lo disfruten y cada mexicano también. Sueño con seguir siendo parte de esta visión hasta el último día. Por lo tanto, haré todo lo que esté en mis manos para encauzar la grandeza.
Cael observaba al ser humano, no perdía un solo detalle, consciente de los deseos encarnados, de las contradicciones latentes, de lo que salía del corazón con tal intensidad que se desbordaba.
De pronto Cael sintió que era hora de regresar, satisfecho de su viaje, se retiró no sin antes decir:
— Misión cumplida Benito. Hasta la próxima – Desapareció con el aire
Juárez sin acostumbrarse a sus abruptos encuentros, quedó en silencio por primera vez, presintiendo que sería la última vez que lo vería.
Queridos curiosos, lo que observaron y experimentaron es lo que fue, a partir de aquí cada uno decide qué historia contar.
Nuestro pequeño viajero seguirá disfrutando de sus grandes saltos en el tiempo, al parecer su próximo viaje lo entusiasma…
Autora: Isis Mendoza Torres |
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