Jubilación anticipada

A veces necesitamos una pequeña chispa de magia para recrear nuestro existir

Estás sentada junto al árbol, disfrutas ese lugar mientras desenredas tus ideas a través de las luces. Te preguntas ¿en qué momento se terminó todo?, piensas ¿ahora qué sucederá?, ríes y haces pucheros, te sientes triste, derrotada, expuesta. Hubieras querido que terminara de otra forma, no sé, quizá algo más formal, pero no haber sido descubierta en una reunión casual, ¡rayos! ¿Cómo fuiste tan obvia?, eso te valió la jubilación anticipada, aunque pudo haber sido peor, intuyes.

    Supones que el retiro está bien, te regocija saber que al menos ya no te desvelaras cuidando a los intrusos, no te preocuparás si se te suben los tragos de la cena, dormirás a tus anchas, no obstante sientes melancolía al ya no tener que dar esas buenas nuevas por la mañana. ¡Ya no pondrás tu cara de sorpresa! ¡Woow! O tendrás que justificar si algo no resultó, dejaras de comer galletas, bueno al menos si lo deseas.

    En fin, fueron años excelentes, ¿once? Te preguntas, mientras te sirves una copa de tinto y te sientas en el suelo a contemplar el árbol, ese espécimen que llegó a casa hace catorce años, que pasó desapercibido quizás los primeros tres, aunque después se volvió una sensación. Recuerdas ver tus trabajos iniciales bajo ese árbol, ¡eran buenos! Te regalaron muchas sonrisas, te hicieron sentir ¡súper!, suspiras, recuerdas ese aroma a plástico nuevo que guardan todos los paquetes que serán abiertos y los miles de destellos que causaban en esas caritas.

    ¿Qué más da? Ya no me desvelaré, musitas mientras vacías la copa y te apresuras a servirte otra, pero te percatas que alguien te observa.

    ¿Estás bien mamá? Te pregunta, con rapidez dejas la copa y abres tus brazos para él. Perdóname, le dices entre sollozos, quisiera que te hubieras enterado de otra forma. El pequeño se regocija en tu pecho y te responde: gracias por hacer mágica la navidad mami, por haber sido mi Santa, dime ¿Cómo lograbas poner los regalos sin que yo me diera cuenta? 

    Sus ojos se llenan de alegría y los tuyos se exprimen igual que nubes, le platicas de tu arduo trabajo anual, de tus desvelos y estrategias para hacer mágico su despertar, comienzas a sentir que no es tan malo haberse retirado. Principias a disfrutar de la cosecha que te ha dejado esa magia.


Autora: Betty Solís





Comentarios

  1. Qué hermoso! Todo llega a su tiempo, incluso la verdad.

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    1. Así es Fleur, todo llega a su tiempo. Muchas gracias por leernos, espero que otros cuentos también te agraden.

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