Amiga inesperada

 




Escuche decir a la entrada, que la construcción está orientada hacia el Este, por donde nace la luz al empezar el día.

    Algo me atrae hasta ahí. Llevo semanas pidiendo todos los días a Dios que me ayude a encontrar la cura para mi vista, ésta ha mermado rápidamente en un breve tiempo.

    Es la primera vez que entro en aquel lugar. El sonido de la fuente me conecta inmediatamente con el templo. Se respira paz en cada rincón; la armonía de las flores silvestres y el camino iluminado por veladoras me transportan a una quietud insondable, su aroma a copal es una invitación a mis sentidos, a dejarme fluir.

    Me hinco en los cojines dispuestos y elijo frente a la luz, orar, cada palabra brota con vehemencia y entrega, aunque en silencio. Cuando termino hago una pequeña inclinación de respeto y me dirijo afuera del recinto. Al límite de la puerta de cristal observo que afuera hay un jardín enorme de rosas color carmesí, el paisaje es mágico. Se puede ver el camino de salida perderse entre la naturaleza.

    ─ ¡Sh!... ¡sh!¡sh! ─Miro de reojo. No veo nada. ─ ¡Sh!─...Volteo hacia abajo. Una serpiente repta hacia mí. Viene del mismo lugar que yo.

    ─ ¿Qué hacíazzz allá adentro? Estoy en pánico. La serpiente está demasiado cerca. ¡Y además me habla! Estoy imaginando ─me digo muy poco convencido, mientras retrocedo.

    ─ ¿Dime que haciazzz? ─Demanda, mientras levanta su cabeza y me muestra su legua bífida

    ─ Pi…di…én…do…le a  Di…os ─contesto muy temeroso. ¡Ja,ja, ja! Escucho reír a la serpiente.

    No comprendo nada. Choco con el cristal.

    ─ Llevo siglozz y siglozz pidiéndole a Diozzz piezz para caminar ─Me recargo en el cristal y este se mueve. Caigo hacia atrás. La serpiente se acerca un poco más, muy cerca de mi cara.

    ─ Graciazzz por ayudarmezzz ─miro muy de cerca esos ojos amarillos de raya vertical al centro tan magnéticos que no pude dejar de verlo.

    ─ ¡Quita esa cara! Te daré un regalo por la ayuda. Verazzz, tú al abrir esta puerta me hazzz ayudado a salir de aquí. Ezzo era lo que me bloqueaba. Graciazzz a ti aprendí que a Diozzz no hay que pedirle nada, porque en todo momento está dando, zzzolo hay que ver dónde se encuentran nuestros bloqueozzz para liberarnozzz. Al igual que tu hiciste conmigo. Zzzzzzz y siguió su camino.

Isis Mendoza


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