Ojos Brillantes

Llega por el amplio pasillo, lo primero que observo es luz en la sonriente mirada de mi clienta. Te platico quién es Raquelito: fue compañera de mi hijo mayor en la secundaria; ahora tienen 28 años. Intuyo que es madre soltera. Hace 8 años que vino a comer con su bebé noté algo diferente en él, no alcancé a definir qué: un síndrome, un algo imperceptible. Hoy, con su hijo crecido, en domingo familiar, aparece muy bonita, nos reconocemos aún con el obligado cubrebocas. Me sorprende la desenvoltura de la criatura: ya tengo nueve. Les asigno mesa, piden los alimentos y la mamá le indica el lugar del servicio: salero, servilletas, cubiertos... Observo su constitución: fuerte y de buena estatura. Mientras pide con seguridad su sopa de pasta, arroz con huevo estrellado. ¡Vaya qué se alimenta bien! Yo no manejo nada de eso en mi carta, pero estando dentro de un mercado ¡¿qué no puedo conseguir?! O...