Cita semanal

 


Desde la ventana observo cómo se le enfría el café, lo mueve con parsimonia. Desde aquí me doy cuenta de su mal humor. Cuando está de así, sé que la tristeza lo carcome, pero no puede hacer nada.

Quisiera platicar con él… o tal vez solo recostar mi cabeza en su pecho y escuchar su corazón. Los hombres siempre tienen ese caparazón tan duro, que le impide hablar de su dolor, de lo que los lastima. Primero debieran, quizá, decir lo que sienten algo.

En las mesas vecinas hay conversaciones amenas, como aquella pareja del fondo; debe tener muchos años juntos, se nota la complicidad en sus miradas, sus manos se rozan aun sin pensarlo, como si sus cuerpos se conocieran de hace mucho. No es común que las parejas añejas se toquen en público, en este caso no parece importarles.

Las chicas de la mesa cercana son estudiantes, no prestan atención al mundo, pero lo llenan de energía. Él, Darío, rumia su pensamiento; desde diez minutos espero que se percate de mi presencia. Lo quiero sorprender: en cuanto voltee, porque sé que lo hará, y nuestras miradas se crucen, le sonreiré y ahuyentaremos esa tristeza. Aunque no sé, ni siquiera despega la vista de la taza, le sigue dando con la cuchara, como un autómata.

Seguro se molestó con el jefe o tal vez Evita le hizo enojar o tal vez no quiso probar bocado, ¿cuándo entenderá que, hay que escoger las batallas, no todas son importantes. Bueno, basta, si no entro será peor: porque llegaré tarde a nuestra cita semanal.

Alcanzo a distinguir cómo pide la cuenta a Don Sebas, el dueño del lugar:

    ─ Don Darío, ¿ya se retira?, cuídese mucho, el próximo jueves le acompañaré un rato, si me lo permite…

Como cada semana… me invoca aquí y yo desaparezco entre la bruma de sus recuerdos.


Carla Cejudo


Comentarios

  1. ¡Vaya, que interesante sorpresa! la cálida presencia casi fantasmal de una cariñosa forma de conciencia... ¿la imaginación? ¿Una disposición al coloquio? ¿Un destino que pugna por manifestarse, quizá inutilmente, quizá para siempre o quizá sólo en la eternidad de ese mmento en que se activan las ventanas de los sentidos a la búsqueda de una presencia a punto de ausentarse? :-)

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