¿Cuál es la falla?

Doña Constanza bajó con esfuerzo del camión, un muchacho le ayudó con las bolsas. Las rodillas le impedían moverse con agilidad, aun sin movimiento le dolían todo el tiempo. Se preguntaba cómo estaría, si no caminara a diario en las mañanas, de su casa, a su primer trabajo. Tardaba una hora. Ese era su ejercicio y su ahorro. Suspiró al ver sus bolsas en el suelo, le faltaba caminar diez cuadras más para llegar a casa. Se irguió tratando de sacudir el cansancio y el ardor en su espalda. La friega había estado buena en el horario de la tarde, tocó lavar los tres baños y todos los ventanales de la planta baja, pero se sentía satisfecha, terminó a tiempo. Su sabroso caldo de patitas con huacal, y sus taquitos de salsa de chile árbol la esperaban, le chillaban las tripas de imaginárselo. Ese sería su premio. Diría con orgullo, ¿o rencor?, no estaba segura, que todo lo que tiene le ha costado. Venir a este mundo cobró la vid...