Morir de amor
─Lamento decirte que los estudios ratificaron mi diagnóstico. Tienes cáncer… La mirada de Francisco se quedó en el vacío. Las palabras que había pronunciado el doctor tuvieron en él un efecto anestésico. Los segundos comenzaron a correr sin que pudiera articular una frase, mientras el galeno observaba solidario. Por experiencia sabía el trauma que para el paciente significaba recibir una noticia de ese tamaño. ─¿Y qué sigue, ya me voy a morir? ─preguntó finalmente Francisco. ─No, intentaremos vencer al tumor, pero para eso es necesario que te cuides y sigas al pie de la letra el tratamiento. Vienen una serie de análisis, quimioterapias y un proceso que será largo y desgastante, pero necesario. El característico brillo de sus ojos se trastocó en un par de luces...